diumenge, 18 de desembre del 2011

Dietario de la tienda. Día 5.

Veo que un señor alto, delgado, atractivote de estos de quien tuvo retuvo, acompañado de una montaña de ropa que avanza a su lado, viene hacia la caja, en la que estoy acabando de cobrarle un polo a una señora que me acaba de comentar lo mal que está la cosa, así en general (es uno de los comentarios a los que más recurre la gente que sí quiere conversación mientras se activa el datáfono, la que no me mira con cara de qué me estás contando cuando soy yo quien rompe el silencio que precede al pip, pip, pip, rrrrrrrrr, de la maquinita conectando y sacando el papel).

Le digo que la cosa mejorará. me dice que no está tan segura, le digo que felices fiestas, a la señora, me dice que igualmente. Se va y la montaña de ropa que acompañaba al señor se desploma sobre el mostrador dejando al descubierto a una Manoli con una sonrisa de oreja a oreja que dice: todo esto para este señor. Sin arreglos. El señor me mira. Qué planta, qué planta que me tiene.

Hola. ¿Algo para regalo?

No.

Perfecto. No arreglos, no regalos.
Empiezo por las camisas.

-¿Sabe cuánto vale una camisa en plas?
-¿En dónde?
-En zlas. (No le entiendo el nombre). 90.000 pesetas. ¿Cuánto es en euros?
-Casi 600.
-Las hacen a medida, claro.
-Bueno, las nuestras son un poco más económicas.
-Y no están mal.
-Gracias.
-Yo dejé de encargarlas allí cuando subieron los precios a más de 30.000 pesetas.
-Hombre, seguro que estaban muy bien, pero es un poco un abuso...
-Sí.

Sigo con los polos.

-¿Notan ustedes la crisis?
-Bueno, hay mucha gente que se va sin comprar nada, diciendo que volverá en rebajas. Pero no crea, con los regalos no se miran demasiado los precios.
-Ya. Ahora van a empezar a arreglar las cosas, ya lo verá. Después de este país que nos han dejado esa panda de ladrones después de ocho años, por fin tenemos a gente capacitada para arreglarlo.
-Ahá...

Ahora los trajes.

-Rajoy es un buen político. Conociendo su carrera y conociéndolo personalmente...
-¿Lo conoce personalmente?
-Sí. Y está preparado para esto y más. Dicen que es tal y que es cual...
-Ya, bueno, lo que digan... pero si usted lo conoce personalmente...
-Sí, desde hace años. Lo que pasa es que ahora le toca una etapa difícil por la panda de inútiles que ha habido antes. Va a tener que hacer recortes y eso a la gente no le gusta, pero está perfectamente capacitado y está muy tranquilo y sabe lo que hace.

El abrigo.

-La cosa empezará a ir mejor enseguida, ya lo verá.
-Son 590,80 euros. Pip, pip, pip. rrrrrrr. Voy a acordarme de esta conversación cuando se empiece a hablar de que la cosa mejora. Pensaré en usted.
-Ya lo verá.
-Gracias.
-Buenas tardes.
-Buenas tardes.

De 30.000 pesetas por una camisa a 590,80 euros por dos camisas, dos polos, dos trajes y un abrigo.

Ser pobre tiene distintos significados.

Decir la cosa mejorará, como le he dicho a la primera señora; o decir la cosa mejorará, como me ha dicho este señor.

La cosa mejorará tiene distintos significados.

Hay el tipo "pobre", con el armario lleno de camisas, que cree tener claro quién es el enemigo y piensa ahora han ganado los suyos. Ese mantiene la esperanza. Para él es un poco más fácil, la cosa.