dilluns, 3 de setembre del 2012

He dado por perdido el periodismo americano. La decadencia de la prensa estadounidense salta a la vista desde hace tiempo y el mío es demasiado valioso para malgastarse suministrando al "hombre de la calle" su ración diaria de clichés (...) Hay otra forma de concebir el periodismo (...) Está grabada en una placa de bronce de la esquina suroriental de la Times Tower de Nueva York.
Hunter S. Thompson. (1959).

La placa en cuestión dice:

Una institución que luche siempre por el progreso y las reformas, que nunca transija con la injusticia o la corrupción, que siempre se oponga a las clases privilegiadas y a los saqueadores públicos, que sea solidaria con los pobres que siempre se dedique al bienestar público, que nunca se contente con publicar noticias, que sea independiente a rajatabla, que nunca tema atacar la injusticia, ya venga de la capacidad de la plutocracia o de la rapacidad de la pobreza.

Y la firma Joseph Pulitzer el 10 de mayo de 1883. Es un extracto del editorial que publicó con motivo de la adquisición del New York World.

Y con todo esto arranca el libro "El escritor gonzo. Cartas de aprendizaje y madurez", de S. Thompson. (Anagrama, 2012).

Y lo raro, a día de hoy, viendo cómo han ido las cosas, es que no seamos todos unos S. Thompson redomaos.


Entre mis pesadillas de principio de curso (y voy a una por noche, tú, un delirio) está, clarísimamente influenciada por el chusquero del 'por encima de mi cadáver', la del militar jubilado que conserva su arma, se infiltra en la manifestación del día 11 y abre fuego a discreción justo en el momento del indé de uno de los miles de i-indé-indépendéncià que se gritarán ese día.

Tragedia.

El otro día, en el Café de Ocata, el Sr. Luri expresaba su desazón ante los ecos de guerra que le traía el 'Diario de un brigadista' justamente ahora. Yo me sumaba a su inquietud en los comentarios: le decía que era el momento del héroe, o sea, del loco. Él me citaba a Nietzsche y, nota curiosa, el Liceu programa a Wagner.

Se está mirando hacia adelante, y es lo que hay que hacer. Y que un militar veterano diga lo que dice este tipo es señal de que, por fin, la cosa se está tomando en serio. En serio, digo. Así que no pierdan de vista la historia. Porque no se habrán creído la martingala de que todo en el ejército es casco azul, ¿no?