dissabte, 8 de desembre del 2012

Hostia, con el convencer. Estoy negra.
Estos últimos días, ya lo saben, estoy abonada a la web de la FAES. ¿Saben a qué se dedican? A esto:

    -Generar Ideas
    -Difundir Ideas
    -Formación
    -Crear Redes

Lo dicen aquí. Luego, una vez han generado las ideas y las han difundido, cuentan con el aparato ejecutivo, que no es otro que el PP, ¿para qué? Para convencer a la gente de que esas ideas que han generado son exactamente lo que querían aunque ellos no lo supieran. La necesidad se transforma en voto y ellos ganan las elecciones.

Un ejemplo: me hacen una propuesta de convivencia. Mi respuesta es no. ¿Se imaginan que quien la proponía hubiera empezado en ese momento a desplegar todo un argumentario trabajadísimo destinado a convencerme de que la convivencia, aunque yo no lo supiera aún, era lo que más me convenía y, por lo tanto, lo que más deseaba en mi fuero interno? Podría haber empezado, como primera imagen de Powerpoint, con una fotografía de mi lavadora, por ejemplo, con una frase debajo de la imagen que dijera '¿cuánto le debe de quedar de vida?', que me hiciera pensar en el ruido infame que mete el trasto cada vez que se pone a centrifugar; podría seguir a esta primera página, otra en la que se viera una tabla de precios de lavadoras de distintas marcas y capacidades, y al final de la tabla el resultado de la media aritmética de dichos precios: unos 350 euros, por ejemplo. Después otro gráfico con la evolución (a la baja) de mi cuenta corriente. Siguiente página: una tabla de mis gastos más que probables en los seis meses venideros, en la que se contemplara el alquiler, la lavadora nueva, las facturas del agua y de la luz (teniendo en cuenta que es invierno, hace frío y el radiador va que se las pela estos días). Y siguiente página: la misma tabla contemplando los mismos gastos pero pagados a pachas, o sea, contemplando la mitad de gastos compartidos, o los mismos pero a pagar con el doble de ingresos.

Imaginen que en ese momento yo, rápidamente, saco un portátil de debajo del colchón con mi powerpoint de respuesta. Le digo que está manipulando los datos para convencerme: que el cambio de lavadora me supondría la mitad de gasto, sí, pero que a partir del momento en el que él se instalara en mi casa, tendríamos que poner el doble de lavadoras, nos ducharíamos el doble de veces y siempre habría más rato, entre dos, de estar en casa alguno, con lo cual, el radiador andaría enchufado más horas. Y la luz, porque a parte de para ver, habría el doble de ordenadores en casa, por ejemplo.

Imaginen que él me responde con otro powerpoint en el que estuviera reflejado clarísimamente y con coloringos que los gastos no se duplicarían exactamente porque estaríamos horas juntos en casa con la calefacción compartida, probablemente nos ducháramos juntos alguna vez y que los diez minutos de placa de cocina encendida que utilizo yo para hacerme unos espaguetis, serían los mismos diez minutos que utilizaríamos para hacer espaguetis para dos.

Si después de todo este despliegue de argumentos y contraargumentos decidiéramos que ha llegado el momento del referendum, pusiéramos una urna encima de la mesita del salón y proporcionáramos al Koldo y a la Kika (los gatos) sendas papeletas en las que tuvieran que marcar la casilla del SÍ o del NO como respuesta a la pregunta '¿Desea usted que este piso de Carretes cuente con un inquilino más sin dejar de ser parte de la comunidad del número 31 de la calle?', ya les digo yo que no pensarían ni por un momento en la diferencia que hay entre que servidora se gaste 175 o 350 euros en la lavadora nueva, ya les digo yo que nos encontraríamos con dos papeletas con sendos SÍ bien marcados que justificarían el gasto del think tank de turno que hubiera pagado el ordenador, el paquete Office comprado para la elaboración del powerpoint, el grupo de expertos analistas del mercado de la lavadora nacional y las horas en la elaboración de todo el estudio realizado por quien, desde el principio, defendía el SÍ en dicho referendum.

Ahora, también les digo que si les preguntáramos después al Koldo y a la Kika qué les había movido a votar SÍ, no responderían ni la lavadora ni la luz ni la progresión del precio de los alquileres en el mercado inmobiliario: 'Dos personas en vez de una: Más calorcito humano y más probabilidades de que haya alguien en casa cuando se acabe el pienso del plato', sería la respuesta seguramente.

¿Estaba eso en el estudio? No. Igual que no estaba en el estudio la voluntad real de las personas implicadas en todo este asunto.
Así que ahí lo tienen: humo; venden humo para salirse con la suya, los políticos. Puritica inflación de estadistas mamando de subvenciones es lo que tenemos. No hay más.