dimarts, 12 de juliol del 2016

Venimos de donde venimos y a muchas nos educaron en la idea de que el sexo era malo. Digo muchas y no muchos porque con los chicos era distinto: para ellos, siendo una cosa en principio igual de baja, de instintiva, de animal, era también (o precisamente por eso) un impulso normal de sentir hasta el punto que aparecía, se comentaba en voz alta y se acababa compartiendo con los amigos, palmaditas en la espalda y gestos obscenos incluidos, el día que, por fin, acababa siendo satisfecho. ¿Satisfecho por quién? Satisfecho por una chica que inmediatamente acababa siendo etiquetada de fácil; la que se va con cualquiera, la guarra, la puta, la que se encarga de todo hasta que al final ellos sientan la cabeza y acaban con la amita de casa discreta y formal. Gran premio para esta última, sí señor.

Según esta distinción de percepción del sexo de carácter únicamente de género, no sería tan descabellado pensar que, en esta sociedad, podría estar bien arraigada la idea consciente o no de que una parte del trabajo del hombre en materia sexual sería "convencer" a la mujer de que tener relaciones con ellos no es tan mala cosa.
Ahora vienen las deducciones fáciles: es más fácil "convencer" de lo que sea a alguien que está borracho que a alguien que no lo está; es más fácil "convencer" a una persona que se niega en redondo entre cinco que en un tête à tête; es más fácil "convencer" a alguien desde un puesto de superioridad, cuando a ese alguien le va el sueldo en ello, por ejemplo, que partiendo de una situación de igual a igual; es más fácil "convencer" a alguien que pesa treinta kilos menos que tú y que sabe que si bajas el brazo le saltas tres dientes de un golpe; es fácil creer que si a alguien ya le has "convencido" una vez, ya lo tienes convencido para siempre.

Así que sí: tenemos en parte construido todo esto, la sociedad, en base a unos roles sexuales que históricamente han fundamentado el abuso y la violación. Y no es que la cosa vaya a más, es que la cosa viene de lejos. Lo que pasa es que ahora nosotras, ya era hora, estamos empezando a hablar.